Crónica de Luis Remacha sobre el concierto de Andrés Sudón en La Fídula
Crónica número 91. Música, sonrisas y lágrimas. Andrés Sudón, La Fídula Espectáculos, 01/06/2019
Comenzaba el mes de junio en sábado y con él una nueva programación de los sábados de autor en La Fídula, nuevamente había muchos sitios donde ir esa noche y yo decidí estar en el concierto de Andrés Sudón.
Andrés volvía a La Fídula después de muchos meses, unos meses en los que ha viajado y volado por muchas salas de la geografía española. Comenzaba junio y era el momento de La Fídula.
Como espero ver a Andrés muy pronto y entonces haré una crónica de lo vivido por mí, hoy voy centrarme en el concierto desde otro punto de vista, desde otra mirada.
Os contaré que llegue a La Fídula con una amiga que no conocía a Andrés, que era su primera vez en La Fídula y que además hacía tiempo que no asistía a un concierto en este tipo de salas, ella venía cansada de trabaja y si a eso añadimos que es “ave” diurna os puedo decir que realmente ninguno de los dos sabíamos cuanto iba a “aguantar(me)”.
Llegamos justo en el primer acorde, poco después de las 10:00 de la noche, con la sala semivacía. Nos sentamos con la espalda apoyada en una mullida columna con el escenario al frente, y comenzamos a escucha a Andrés.
La cara de mi amiga cambió, ella a quien le gusta la música y las letras no perdía detalle, canción a canción acababa cantando los estribillos y muchas letras de las canciones de Andrés hasta ese momento completamente desconocidas para ella.
Su sonrisa era un poema, su cara era la verdadera expresión de la satisfacción, sus ojos no dejaban de observar a Andrés sobre el escenario de La Fídula, si en algún momento dejaba de mirar al escenario y me miraba, su cara se iluminaba, su sonrisa se multiplicaba, me daba las gracias, con sinceridad como ella hace todo, y volvía a mirar al escenario. Sonreía mientras los ojos se vidriaban y en ocasiones dejaban rebosar suavemente las lágrimas por ellos. Mezclando como en el mejor de los cócteles sonrisas y lágrimas. Sé que para ella este concierto fue uno de esos placeres que te hacen sentir, que te hacen despertar, que te hacen creer que hay luz en el mundo, de esos placeres que te dan energía para seguir caminando. Para mí además fueron momentos mágicos, mirara a Andrés o mirara hacia ella.
Durante el concierto sacó su cuadernillo, su bolígrafo y anotó algunas palabras en él, había cosas que no se podían olvidarse.
Acabó el concierto y nosotros volvimos a la otra realizad, y al volver comprobamos que esa sala semivacía del principio se había llenado como por arte de magia y nosotros ni siquiera nos habíamos enterado.
Ella para seguri soñando se llevo el disco de Andrés, disco que ya estará sonando y ella recreadonse en cada una de sus letras.
Un lujo de noche.
– por Luis Remacha