El mundo por Mundo Chillón
Hoy la gente ve toneladas de porno, pero no folla, toneladas de fútbol, pero no juega, toneladas de películas románticas, pero no ama, toneladas de programas gastronómicos, pero come basura.
En nuestra mente el ideal, las mayores proezas amatorias, los mejores goles y las más conmovedoras historias. Quizás por eso no follamos, jugamos al fútbol, ni amamos, porque tenemos miedo a que sea real, a no estar a la altura de la belleza que pudre nuestras cabezas. Tenemos miedo a no ser los mejores, a lesionarnos, a no conseguir esa textura…
Nos tenemos miedo a nosotros mismos, porque ¡Sorpresa!; no somos los mejores, nos lesionamos y se nos viene abajo el suflé. Cuando volvemos a la tierra vemos gente que no abraza como en las películas, abraza de verdad. Hace frío y calor, lo que nos hace disfrutar del calor y del frío a su vez, que disfrutemos de verdad, no virtualmente con esa ristra de ilusiones que hace que parezca extraño lo real y real lo inventado.
Vivimos una época en la que la gente va a los conciertos a cantarle al autor sus propias canciones.
Una época en la que la gente tiene una lista de cosas que le gustan y se la enrosca como el casco de un soldado en un bombardeo. Youtube y Google se esfuerzan en conocer tus gustos para poder ofrecerte más de lo mismo, hasta el punto que en el imaginario de muchos, desconocido empieza a ser un sinónimo de malo. Vivir en un país desconocido, aplicar un método desconocido, probar un plato desconocido, todo nos parece arriesgado. La ausencia de riesgo es la muerte y los miedosos, en el fondo, aman a la muerte, es la liberación final de la incertidumbre, aunque por supuesto también le tienen miedo.
Y en medio de todo yo, no digo en “El Centro”,codiciado pero insípido como una bolsa de té usada un millón de veces, digo en medio. Con la sensación de un fabricante de velas el día que inventaron la bombilla. Aficionado a lo impredecible, intentando disfrutar de verdad y consciente de que toda moneda tiene dos caras, sabiendo de que el día que acabe la incertidumbre, si mis amigos respetan mis deseos, estarán de fiesta, celebrando lo feliz que me hizo compartir la realidad con ellos.
